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Cinco retos de comer sano

Escrito por : Gaby Pérez Levy

Mi relación con la comida nunca fue buena. Desde los diez años ya andaba haciendo cuanta dieta leía en las revistas y me sometía a unos planes muy estrictos que por supuesto no podía cumplir ni una semana. No me sentía bien siendo gordita, yo quería ser como la mayoría de mis amigas y creía que la única manera de lograrlo era dejando de comer. Partiendo de esta idea fue muy fácil para mí caer en obsesiones y restricciones absurdas que me hacían sentir triste y como consecuencia me impulsaban a comer aún más, para tratar de llenar ese vacío emocional. Era un ciclo constante de bajar y subir de peso, de hacer desastres con mi cuerpo y de no disfrutar lo que comía por miedo a engordar.

Me tomó muchos años tocar fondo y entender que si quería ser una persona sana debía comenzar a pensar diferente y hacer las cosas de otra manera. Yo había crecido pensando que lo normal era estar a dieta, así que romper con ese paradigma e iniciar un estilo de vida saludable fue mi gran reto. ¿Y por qué a mí las dietas no me funcionaron? Acá te doy 5 buenas razones…

 

Las dietas restrictivas no suelen funcionar a largo plazo
Las dietas restrictivas no suelen funcionar a largo plazo

1.- En primer lugar porque las dietas son restrictivas. Cuando hacía dieta partía básicamente de eliminar los carbohidratos, cuando la verdad es que no podemos vivir sin ellos. Los carbohidratos son parte fundamental de la energía que necesitamos para que nuestro cuerpo funcione correctamente, así que me tocó aprender cuáles me hacían bien y cuáles era mejor reducir y evitar, como por ejemplo toda la bollería altamente procesada.

2.- Me ponían de muy mal humor. ¿Y cómo no? Imagínate salir con tu familia o con tus amigos y tener que decir “yo no puedo comer esto o aquello porque estoy a dieta”. Para mí la comida está para agradecerla, compartirla y sobre todo para disfrutarla, comer siempre debería suponer un placer.

3.- Normalmente las dietas que hacía terminaban constantemente con el bendito efecto rebote. Bajaba varios kilogramos en un mes y al poco tiempo los volvía a aumentar (incluso más) porque me volvía como loca, comiendo todo aquello que se supone que no podía comer estando a dieta… total que caía en un círculo vicioso.

“No puedes esperar cambiar de la noche a la mañana los malos hábitos que has venido arrastrando a lo largo de los años”

4.- Manejaba culpa si me salía de la dieta y la culpa es un sentimiento horrible y nada sano. Allí la gran importancia de mejorar nuestra relación con la comida y partir del equilibrio, alimentándonos desde el disfrute y el bienestar. No puedes esperar cambiar de la noche a la mañana los malos hábitos que has venido arrastrando a lo largo de los años, así que por mi experiencia es más saludable adelgazar lentamente creando buenos hábitos alimenticios que sí podamos mantener en el tiempo.

5.- Y por último, luego de muchos tropiezos me di cuenta que hacía dieta partiendo del rechazo hacia mi cuerpo y por eso quería cambiarlo rápidamente. En cambio, cuando comencé a aceptarlo y a amarlo de verdad ya lo importante no era perder peso, sino ganar salud. Para mí fue maravilloso descubrir que lo físico viene por añadidura y el trabajo real comienza de adentro hacia afuera, desde el amor propio.

Romper paradigmas,  asumir responsabilidad, aprender a gestionar mis emociones,  empoderarme en la cocina, cultivar mi felicidad y buscar mi propio equilibrio han sido tan solo algunos de mis retos en este largo camino que aún sigo recorriendo… porque un estilo de vida saludable es para siempre.